lunes, 21 de agosto de 2017

Good times (buenos tiempos) - crónica VIII Marcha Galápagos homenaje a Mariano Serrano




Y así empezamos Campurrianos, con energía positiva a describir lo que fue una estupenda mañana en Galápagos.

Pero antes de seguir leyendo, quiero que hagáis clic en el siguiente enlace y veáis, probablemente repetido, lo que fue una emotiva recogida del premio Príncipe de Asturias por el difunto maestro Leonard Cohen. ¡Hay que verlo todo! xP https://youtu.be/x-27-q7biKs

Y es que cada palabra de Cohen, muestra la importancia que tenemos todos nosotros, todos los seres humanos y la influencia que tenemos sobre los demás; en su caso, toda su obra y todo su legado se deben a unas pocas clases de guitarra Española, con una persona que tuvo un gran calado en él en muy poco tiempo de relación.

Y es que de verdad que no somos conscientes de la importancia que tenemos y la influencia que podemos tener en amigos, conocidos, familiares, compañeros.., etc.

Y es así como hoy nos ha convocado el Club ciclista Mirabike, nos han querido señalar la importancia de una persona que seguro tenemos muchos grabados a fuego en nuestra retina, muchos de nosotros porque fuimos de los primeros en asistirle el año pasado tras su accidente, otros porque simplemente conocen su historia y su grandeza. Ya sabéis que hablo de Mariano Serrano, un gladiador de acero que hoy ha tenido las agallas de estar esperándonos a todos en la llegada para saludarnos. 

Y no hablo de tener agallas por haber vuelto al sitio que marcaría su vida temporalmente, hablo de coraje porque el rato que hemos estado con él hablando, siempre ha mostrado buen humor, reconocimiento a nuestra participación, educación y pensamiento positivo. Por todas estas muestras, nos has resultado inspirador, nos has dado una lección de cómo encarar la vida en los momentos difíciles, nos has mostrado que mucho más allá de la resignación, "el sol siempre saldrá mañana". Muchas gracias Mariano, como introducía en la crónica, no sabemos lo importantes que podemos llegar a ser para los demás. Viéndote hoy, estoy convencido de que todos tus seres queridos y cercanos, tienen que sentirse afortunados por contar con un gran tesoro inspirador cerca de ellos.

Y es que llegado este momento, os pido de nuevo que hagáis clic para ver una de mis canciones favoritas de la música disco "Good times" (un hito del Disco Funk by Chic) y que leáis la letra al completo: https://youtu.be/NGqNcm3zI5w
No se me ocurre mejor manera de poner un marco y sintonía al día de hoy y a las sensaciones que el homenaje a Mariano Serrano nos han dejado a los Campurrianos asistentes.

Y es que Galápagos y el Club Mirabike, han dado un año más una buena muestra de generosidad. Desde la recogida del dorsal, hemos visto buenas caras, sonrisas, ganas de agradar y todo ello por 5 € ... Hace mucho tiempo no veía una marcha tan bien organizada, con unos avituallamientos perfectamente ubicados y con buenos alimentos y bebida helada. Nos han puesto hasta la música bien alta para levantar la moral por si íbamos decaídos por el esfuerzo. Ni que decir que también han regalado bote, bolsa para el casco, barrita energética y han realizado varios sorteos de diferentes sponsors; sin olvidar las fotos para el postureo y que nos han dado una cerveza y bocadillo al llegar que nos ha sabido a gloria y lo más importante, es que nos ha permitido reunirnos sin nuestras monturas a todos los aventurados de hoy tras la conclusión de la marcha para compartir risas, anécdotas y muchas bromas relacionadas con el devenir de la prueba y con nuestra vida personal. Muchas gracias a Galápagos y al Club Mirabike por este lujo de día.

Y lo que ha sido un lujo es que hoy no tuviéramos ni un solo problema. Por un lado se ha puesto la maquinaria a 100.000 revoluciones por arriba, con una Cube a fuego que terminaría en los puestos de honor de la prueba, representando a nuestra escuadra y codeándose con los demás equipos competitivos que hoy pugnarían por entrar los primeros por meta; curiosidades de la vida, esta Cube ha acabado recogiendo moras literalmente al finalizar la ruta. Por el otro y haciendo honor al más puro estilo clásico Campurriano, un trío de bicis dispar (una quiero y no puedo, una monkraker y una orfea) cabalgarían unidas y siguiendo la estela de un pollino que yo me sé que está más fuerte que el vinagre, charlando, haciendo señales a los extraterrestres (ojo el ruido de un hierro llamado nosequekraker...) y sobre todo, pasando la mañana en inmejorable compañía. Que sano y saludable es tomarse la bici de esta manera; gracias compañeros por mostrar el camino, son buenos tiempos (Good Times).

Y con esta buena sintonía, no nos hemos conformado con el ágape que nos han servido y hemos terminado el día tomando otro refrigerio en uno de los bares del pueblo, allí donde las risas terminarían por coronar la jornada.

Y haciendo uso de la letra de "Good Times (buenos tiempos)", parafraseo el tema subrayando el agradecimiento que tenemos hacia el Club Mirabike por haber hecho posible este homenaje a Mariano Serrano y por habernos dejado participar en una prueba llena de emotividad, buenas emociones y diversión. Sin duda hoy será recordado el día como - buenos tiempos – Good Times.

Y lo más importante. Mariano, estas palabras extraídas del tema de "Good Times" van dedicadas a ti. Espero que si lees esta crónica, te pongas este tema con el volumen muy alto y que la pegadiza melodía y el mensaje de su letra, se cuelen en tu alma en señal del inmenso mensaje de ánimo que todos los Campurrianos queremos darte para que te recuperes del todo lo antes posible.

Un fuerte abrazo

"Buenos tiempos, 
Estos son los buenos tiempos,
Deja tus preocupaciones atrás,
Estos son los buenos tiempos,
Buenos tiempos,
Estos son los buenos tiempos,
Nuestro nuevo estado de ánimo,
Estos son los buenos tiempos.
Días felices están aquí otra vez(....)"






















lunes, 19 de junio de 2017

(18/06/17) II MARATON MTB SENDA NEGRA - 99Kms 2671m+

Nuestros tres valientes que se enfrentaron a un autentico INFIERNO con temperaturas extremas.
 






Corazones - Asalto al récord de España 12 horas. (17/6/17)

Así empezamos Campurrianos, definiendo con una bonita palabra, lo que fue una maravillosa jornada de ciclismo, familia y buenos valores humanos.

Y es que hace unos días me inspiré para darle sentido a la crónica de este maravilloso día; os cuento, me tocó pringar haciendo un vídeo de la graduación de los niños que tiene mi pareja en el colegio cuando acaban el ciclo de infantil; sí, sí, un vídeo con muchas fotos de los 3 años que cumplen en su promoción hasta primaria, que por supuesto no está bajo la obligación de los profesores hacer, pero que cada 3 años realizan (realizamos) altruistamente para celebrar su paso a primaria. Imaginad el trabajo arduo de los profesores que consiguen sacar de su tiempo, el espacio para inmortalizar los mejores momentos de "sus niños" para reflejarlos en vídeos y fotografías, que después muestran en un vídeo de fin de promoción en el auditorio de su pueblo, ante la mirada atónita de los padres, que comprueban con todo lujo de detalles, como han crecido en experiencas y valores sus hijos en los 3 años de su educación infantil.

Y es que de educación, de cimientos personales y de valores va todo esto.

Y es que viendo el mimo que le ponen los docentes a sus pequeños desde el inicio del aprendizaje y entendiendo lo importante de la educación en factores que van mucho más allá de los temarios que imparten cada año, entendí algo muy importante sobre nosotros mismos. Y lo vi claro en uno de los temas de fondo que pusimos en el vídeo y que me llamó mucho la atención. Me refiero al tema de Miguel Bosé y Ana Torroja "Corazones", que si bien es cierto no es uno de los estilos musicales preferidos, desde la letra enseguida comprendí que guardaba ciertos paralelismos con nuestra esencia como equipo y con la jornada que íbamos a vivir el sábado 17 de junio.


Y es que la letra dice algo como:


"Hay corazones que van despacio

locos y ciegos buscando su espacio

hay corazones y corazones

y cada cual latirá a sus pasiones

Me llueven mares de corazones

cambiando el rumbo de mis emociones

un horizonte y un para siempre

mi corazón que con el tuyo se pierde."


Y es que, ¿qué es nuestro equipo? Si no estamos ni federados, ¿cuál es nuestro objeto?, ¿nuestra misión?. Yo tengo una opinión, muy fiera y clara, pero no menos y nunca más que la de cualquiera de los integrantes Campurrianos. Es decir, si no tenemos un marco definido claro, si cada uno es libre de opinar lo que quiera sobre lo que entiende del colectivo, si existen tantos puntos de vista diferentes en relación al ciclismo que practicamos, véase que si competimos que si no, que si flow que si media, que si cerveza al final del recorrido o no porque hay que guardar dieta, que si flacas que si dobles de enduro, que si hay que ir en grupeta que si hay que ir a fuego, etc, etc. ¿qué nos une?, ¿cuál es el poderoso motivo para que pensando de forma tan diferente nos haga permanecer en esta agrupación?. Yo, que este año he sufrido un profundo momento de reflexión que casi me aparta del ciclismo, lo tengo muy claro. Nos unen nuestros valores como personas, que lejos del ciclismo, es aquel rasgo de nuestra personalidad que está presente en todos nosotros y eso, sin dudarlo, es el aceite que ha velado porque nuestra transmisión no se partiera y después de tantas diferencias, estemos aún unidos como equipo y en muchos de los casos como amigos y quizás en alguno, familia.

Y es que de eso hay que hablar hoy, de los valores que un Titán llamado Keko ha vuelto a poner encima de la mesa asaltando el récord de España de las 12 horas. Este pequeño (de estatura y peso) ser humano, es capaz de superar con creces las trampas con las que el ego personal seduce nuestra vida. Me refiero, que en un país donde se grita más fuerte por un gol que por una injusticia, donde es más importante ser un influencer (traducción: un tonto con un móvil), que una persona normal, donde reinan actitudes de dedicar más esfuerzos a parecer ser algo que a serlo (postureo), aquí donde parece que nos creemos que por tener miles de followers tenemos miles de amigos, etc, lo complicado es ser algo y no darle importancia. Keko es un ser colosal, sí, sí, un coloso y no por ser capaz de superar un récord de España que está al alcance de muuuuuuy pocos, ni por ser un ciclista semiprofesional, es grande porque toda su lucha, todas sus energías, no las dedica al reconocimiento del ego personal, sí, sí, ese que está tan de moda en el Strava, las dedica a luchar contra una lacra y un problema del que no podemos escapar ninguno de nosotros, que seguro y por desgracia nos ha tocado de cerca o muy cerca, la lucha contra la enfermedad del cáncer. Esa lacra de la sociedad, que ojalá pronto sea una historia más del pasado de la humanidad.

Y es ahí, en tan noble evento, en tan imponente propuesta donde no pudimos faltar.

Y es ahí donde se nota que los valores que todos tenemos como personas, nos empujaron a vestir como equipo nuestra equipación, dirigiéndonos a montar y a acompañar a Keko en su asalto a la gloria.

Y es que no importaron nuestras monturas, hubo Campurrianos que fueron con la gorda, otros tantos con la flaca; alguno fue sin bici y cogió la de algún compañero para darse un par de vueltas y honrar con su presencia, otros vinieron también con sus familias, unos empezaron a las 00:00 otros a las 7:00 y lo que todos hicieron fue ayudar con sus energías y aportación, a completar el objetivo de la jornada, el KO contra el cáncer.

Y qué bonito ha sido ver de nuevo un stand (cortesía de CUETARA - ¡GRACIAS!) donde hemos vendido galletas para que su valor íntegro vaya a parar a la fundación de La Sonrisa de Alex. Ha sido un orgullo ver cómo nuestros compañeros han colaborado a lo largo de toda la semana para que pudiéramos participar en este evento, donde el resultado del asalto al récord sería lo de menos, donde todos nosotros, sea cual sea nuestra implicación, todos hemos salido con una sonrisa en la cara, sin ningún tipo de diferencia entre nosotros, con sensación de buen rollo y hermandad, desde aquel lugar que nos une, nuestros valores personales.

Y es que desde aquí quiero felicitar a Keko y a toda su gente, porque han sabido superar una tragedia personal y la han transformado en una lucha destinada a la ayuda de los demás. Ese gesto es mucho más grande, es una hazaña mucho más importante, que el récord conseguido hoy y por el que también te queremos felicitar. Keko, eres grande y rodar junto a ti nos produce una sensación de indescriptible bienestar. Muchas gracias, te queremos y siempre intentaremos seguir tu rueda.

Y es que después de tanta reflexión y recordando la letra que os puse antes Campurrianos, os dejo mi punto de vista sobre nosotros mismos, como equipo y como grupo de personas:


"Hay Campurrianos que van despacio

locos y ciegos buscando su espacio        
     
hay Campurrianos y Corazones

y cada cual rodará a sus pasiones  

Me llueven mares de corazones            

cambiando el rumbo de mis emociones        

un horizonte y un para siempre                
 
Mi rueda que con la tuya se pierde"

Y venga, va, para que ya sea tierno del todo y con la guasa que nos cararteriza, me despido a lo Anne Igartiburu, mandado un abrazo, corazones. xP













martes, 23 de mayo de 2017

Los 10.000 del Soplao // Titan Villuercas // Puerto Canencia

              El Negreo tiene muchas cuentas pendientes - Crónica de los 10.000 del Soplao



Allá vamos Campurrianos, sentenciando y parafraseando con una frase, que no es mía, a definir lo que fue un increíble fin de semana en Cabezón de la Sal.


Y es que el fin de semana empezó hace mucho, probablemente hace justo un año, en aquel preciso instante que cruzamos la meta del Soplao 2.016 y donde inmediatamente nos comprometimos con nosotros mismos a repetir la experiencia vivida en Cantabria.

Y es que el que escribe, ha comprendido mejor que nunca y por circunstancias obvias, que el Soplao es mucho más que la experiencia épica de superar el reto de 165 kilómetros y 4.800 metros de desnivel acumulado que plantea el infierno Cántabro, un reto hecho a la medida de muy pocos, donde el mantel que envuelve a la prueba, sea por las gentes de toda la zona, por la excelsa organización o por la humanidad propuesta por los cerca de 10.000 participantes y todas sus familias, hacen que la prueba sea un dato más, del exuberante planteamiento que se produce en Cabezón de la Sal a finales de Mayo desde hace ya 11 años.

Y es que el que no haya ido allí, nunca podrá comprender lo que estoy escribiendo, nunca podrá sentir el calor que la humanidad hace fluir por todos los rincones de la prueba y de los rincones de Cantabría, nunca podrán percibir, cómo a través de una prueba que comenzó siendo de MTB, se ha construido una parte del folclore Cántabro, se ha escrito una página más en el libro de la cultura popular de Cantabria, se ha expresado - con mucha belleza y originalidad - lo pequeño que es el ser humano cuando se enfrenta a la naturaleza, su entorno natural.

Y con toda naturalidad, comenzó la expedición Campurriana dirección hacia su gentilicio (de Campoo, son los Campurrianos, los de las galletas); unos con sus familias a cuestas, algunos hasta con la bici desmontada, otros en furgoneta y con la música a tope y otros con contratiempos de última hora en su coche.

Y es que de contratiempos estuvo el fin de semana plagado; véase el pinchazo que a modo de clavo clavado en la rueda del coche, impedía a Jaime y a su Hermana poder llegar a una hora decente a Cabezón, ya que el tiempo de la reparación, esfumó cualquier esperanza de poder sumarse a la cena que la familia Campurriana, iba a montar en uno de los restaurantes que coronan el escenario y meta de la prueba; allí donde en medio de la cena, salón que está situado en el comedor de la primera planta, saltas de la mesa con total naturalidad para irte corriendo a las ventanas, para ver el espectáculo que a modo de danzas populares, nos muestra "La danza de Ibio", baile tradicional cántabro de origen guerrero, que a golpe de ritmo y con una inmejorable performance, nos hipnotiza y nos induce en un ambiente bélico y apasionante a partes iguales. Mirad este vídeo, quedaros con la melodía pegadiza y ahora imaginaros como se te pone la piel de gallina, cuando la escenificación de los guerreros Cántabros te muestra, cómo te recibe Cantabria con su mejor vestido de gala - su historia y su cultura -, saludándote con honor antes de la batalla, a todos los valientes que han tenido la decisión de visitar y aceptar el reto que propone esta noble tierra. Esto es toda una expresión de arte, que me recuerda por ejemplo al saludo que en artes marciales se realiza antes de la batalla, donde dos contrincantes bajan la cabeza en señal de respeto y humillación, antes de comenzar el combate. Puro arte en Cabezón de la Sal, con nosotros mirando por las ventanas, con el tiempo detenido, con la música de la danza clavada en nuestro espíritu, momento que aprovecha la organización, para rendir todos los honores dando el pistoletazo de salida a los participantes de la Ultraman. Todo un espectáculo lleno de magia, la magia que se podía ver reflejada en los ojos de Fran, ojos que proyectaban que la primera vez que se hace el Soplao, el evento en tan desbordante, que las emociones son incontrolables, que las vibraciones de todo lo que te envuelve, te superan y que por más que todo el mundo te invite a guardar la calma, eso no está a la altura de la humanidad. Impresionante. https://youtu.be/E1XQ_A7572c

Y así nos despedimos esa noche, con el veneno corriendo por las venas, corriendo a descansar cuanto pudiéramos, para afrontar la dura jornada que se abriría pronto en la mañana del sábado.

Y vaya mañana, tras una noche dura, llena de nervios, llena de dudas, llena de promesas, llena de suspiros, llena de ruegos y seguro que llena de algunas lamentaciones, llegamos todos a Cabezón de la Sal, con el cielo completamente nublado, recibiendo alguna pequeña gota y sumergiéndonos en un mar de dudas y de muchos miedos, allí donde la cara de los 4.800 ciclistas que tomarían la salida de la prueba, reflejaban la misma señal de miedo al significado inequívoco del Infierno de Cantabria.

Y más que miedo, estábamos acojonados, comenzó a llover semifuerte a 10 minutos de la salida, justo en ese momento que ya no puedes ir al coche para modificar tu equipamiento, justo en ese instante que parece de todo menos casual, ya que parecía que los Dioses Cántabros nos recibían con su primer golpe del combate, un directo en forma de mala climatología, que parecía se iba a mantener, las 14 horas de media que tardarían en completar los ciclistas que acabaran la inmensa ruta.

Y lo que fue inmensa fue la alegría que nos fuimos llevando a lo largo de la prueba, ya que la lluvia no volvió a aparecer, dejando nubes y claros y algo de frío, pero también calor, que nos envolvió desde el cielo de Cantabria.

Y es que a pesar de que no parábamos de mirar al cielo, no perdíamos la atención en la tierra. Al principio, si sales tarde, sueles tener muchos problemas para encontrar ciclistas de tu "nivel o estado de forma", lo cual te obliga a rodar muy pendiente de los demás para intentar esquivarlos y para progresar hacia espacios menos congestionados que permitan disfrutar más del ciclismo y del entorno natural.

Y así rodamos "el monje", ¨Terminator¨ y un servidor. Toda la prueba pasando a ciclistas subiendo y aprovechando las bajadas para dejar atrás a pelotones inmensos de personas que disfrutaban del recorrido con un poquito menos de brío, pero con igual pasión y buen humor. También nos preguntábamos dónde estaría Fran y su amigo y si seríamos capaces de alcanzarles en algún momento de la prueba; sin olvidar tampoco nuestros comentarios sobre si Jorge y su Yeti estarían a la altura de su apuesta.

Y es que lo que nadie podría apostar, es que en esta prueba nos acompañaría un Monje disfrazado de Iván y no a la inversa. Aquí mi querido e inseparable amigo, se entocinó con no quitarse la chaqueta Campurriana (todo un romántico) y cuando azotó el calor, iba entocinado mirando cabizbajo el manillar, sin hablar, sin reírse, sin cantar, deshidratándose poco a poco y sin entrar en su estado de plenitud habitual. Menos mal que como a él le sobra mucho y gracias a su inmenso estado de forma, no cayó en una deshidratación mayor y pudo completar, sin pestañear, los primeros 90 kilómetros de la prueba. Todo un Monje de clausura, que parecía estar en recogimiento y oración interna, pidiendo por todos nosotros. Menudo calamar, las risas de Jaime y mías las podéis imaginar. A esto, para ponerle más sorna al tema, a mi querido Terminator le dio por llevar puesto todo el tiempo, su móvil con temazos ¨dance¨ y con el altavoz a todo meter; íbamos cantando y mofándonos del silencio espiritual, que Iván llevaba en su clausura auto impuesta.

Pero claro, en el Soplao todo es temporal, en "n" horas sobre la bici, da tiempo a muchos altibajos, a cambios de actitud y de moral. Parece que las vertiginosas bajadas de mis dos amigos, terminaron de activar el espíritu del Monje, metamorfoseando en el guerrero ninja habitual, siendo incluso capaz de tener que esperar a Jaime, (que se conformó yendo con su Trek de Enduro - animal -) unos minutos tras subir el Negreo. Pura dinamita de pareja.

Pues así, con el espíritu renovado y con el tridente intacto en lo físico y moral, dejamos atrás los primeros 2.000 metros de desnivel tras las duras rampas del monte AA y del technomusic de El Moral.

Y es que hubo mucho technomusic subiendo y bajando, pero increíblemente también lo hubo en los avituallamientos, donde recordando uno de los mejores momentos del Tietar, nos pusimos a bailar un buen rato, mientras hincábamos el diente a los bocadillos de jamón y mixtos que, con mucho cariño, nos ofrecían las voluntarias del lugar.

Y es que de los voluntarios también tengo que hablar. Es habitual encontrarse en las marchas de ciclismo a gente agradable y servicial, pero lo que no es habitual es encontrarse a familias enteras apoyando más de 18 horas seguidas a los participantes de una prueba. Y para muestra un botón, cuando me tocó abandonar, estuve 2 horas esperando en un avituallamiento para que me llevaran hasta Cabezón de la Sal, en ese tiempo, tuve la oportunidad de vivir muchas experiencias, entre ellas, conocí a Mar, la responsable de quedarse con mi bicicleta hasta que llegara el coche escoba, la cual lleva 11 años preparando el Soplao, pero no sola, son 4 en la familia y los 4 llevan trabajando para el Soplao desde su inicio. Cuando le reconocí el esfuerzo que hacen el día de la prueba, me respondió, que no me equivocara, que el esfuerzo es 365 días al año, que en Cabezón de la Sal, las innumerables personas que trabajan y colaborarn para que el Sopalo mejore año tras años, están todos los días del año en contacto, reuniéndose y puliendo cada detalle. Me puso un ejemplo tonto para explicarme el lujo del detalle. En ese avituallamiento, dan pan con nocilla. Pues el año pasado no tenían cuchillos de metal para untar bien los panes, pues fue una de las mil cosas que apuntaron para mejorar. Una pasada de persona, que me tranquilizó para dejar mi bici en sus manos, me dijo que si podía me la bajaba ella, pero que con seguridad el coche escoba se la llevaría; que incluso me ofreció su ayuda familiar por si tardaban mucho en bajarme, para que estuviera cuanto antes en Cabezón de la Sal. Inolvidable. Muy agradecido. Cuanta falta hace que te arropen cuando estás roto, ellos lo saben, comparten tus alegrías, te ayudan a continuar y cuando no puedes, te sientes como en casa. Muchas gracias, de corazón.

Y es que el corazón iba a tope, antes de abandonar, subimos la principal rampa del día hacia Barcena de la Mayor, aquella que determina cuando se corona, si vas a poder terminar el Soplao y en que condiciones. Pues una vez más, a pesar de la dureza del envite, de sufrir y mucho en la interminable subida, no paramos de pasar ciclistas subiendo, nos encontrábamos fenomenal. Son 1.000 metros de desnivel en una subida que se va a más de una hora. Muy exigente, abrumadora, puñetera porque piensas que has acabado cuando coronas una loma, pero aún queda casi la mitad... Inolvidable.

Y allí, en la corona, me esperaban mis dos imponentes amigos, que me dieron 2 minutos para llenar el bidón y comenzar a bajar el rapidísimo descenso que para mi fue la última parte divertida del día. Muy divertida diría yo. Si Garmin tiene datos correctos, mi punta de máxima se fue a más de 84 kilometros por hora. En la mitad de la bajada, lo acojonante, es que perdí nuevamente a mis dos compañeros porque ellos iban más rápidos que yo. Increíble.

Pues así, con la adrenalina disparada, con algún ciclista asustado (MIL DISCULPAS) por la velocidad a la que íbamos descendiendo, mi montura quiso decir ADIOS. Ya lo sabéis, rotura de trinquetes. Aún así, fuimos andando 5 kilómetros con la esperanza que en el siguiente avituallamiento encontráramos un punto de asistencia técnica. Otros años allí lo hubo, esta vez no hubo suerte, pero tampoco habrían podido hacer nada por mi.

Y quien si quería hacer algo por mi, fueron mis dos queridos amigos. Jaime preguntaba sin cesar a todo el mundo por si tenían una cuerda, porque el animal quería atar a sus bicis una cuerda y tirar de mi 62 kilómetros. Uno de protección civil casi se la da - jajaja -. E Iván, me decía que si yo abandona, ellos abandonaban. Muchas gracias amigos, tardé medio minuto en razonarles, que mi fiesta se había acabado, pero que ellos debían seguir para conquistar de nuevo el cielo de Cantabria.

Y henos allí, con el sabor del abandono en la garganta, con el cabreo de saber que si todo hubiera ido normal, la experiencia habría sido mucho mejor que el año anterior, pero con la tranquilidad que la madurez te otorga para comprender, que por mucho que queramos, no podemos controlar muchos factores que están al azar.

Y aquí comenzó un nuevo Soplao para mi. Imaginad, ¿qué hago 2-4 horas hasta que me puedan bajar? Y mi bici, ¿la dejo aquí?. A todo esto, aún estaban pasando muchísimos ciclistas, venían de 50 en 50 al avituallamiento, todos los voluntarios, protección civil y médicos trabajando sin cesar.

Pues aquí tengo que subrayar otro de los motivos fundamentales por los que hay que ir al Soplao. La humanidad. De verdad, esto no lo he visto en ningún lado. La gente se transforma y ofrece su mejor versión en esta prueba. Por ejemplo, Juanjo, uno de los chicos de protección civil, con el Walkie en la mano, ayudando a todo kiski que se paraba a preguntarle algo, con todo el curro que tenía, venía de vez en cuando a mi lado (yo parecía una estatua esperando) para animarme, para decirme frases como ¨campeón, si seguro que esta mañana en la salida te habías cagado con el tiempo, si llega a llover, no habrías hecho ni 50 kilómetros, así que date con un canto en los dientes que te has cascado 100 kilómetros hoy aquí con un clima cojonudo¨. Muchas gracias por todo. Él mismo, me gestionó mi vehículo de bajada. Me bajaron en la ambulancia. Esta es buena. Yo, que iba cagándome en todo, protestando conmigo mismo, me voy a la ambulancia a contar mis penas a quien estuviera ahí metido y cuando abro la puerta, me encuentro que la ambulancia está llena de accidentados. ¡Madre mía!, menudos hostiones, eso parecía el rincón de los horrores. Se me quitaron las tonterías, rápido. Pues ahí metido, pasaron muchas cosas. Uno de los accidentados, casco roto, aposito cubriéndole media cara y ojo hinchadísimo con su consiguiente moratón de rugby, me dijo que era su tercer Soplao y que en el lugar de su hostia, pero sin tener nada que ver, había otro corredor que no conocía, que había roto su potencia, pero que estaba razonablemente bien físicamente, que le vio muy dolido porque era su primera Soplao y no iba a poder terminarlo. Pues sin conocerle de nada, le ofreció su pepino de más de 4.000 euros y le dijo que si quería terminar, le dejaba la bici. Pues así fue, el desconocido aceptó la propuesta, le dejó su DNI, le dejó su número de teléfono y se hicieron una foto con la bici. A las 22:00 horas me encontré de nuevo con el accidentado que dejó la bici. El que la aceptó, terminó el Soplao y le devolvió ipso facto su montura. Esto solo puede pasar en el Soplao.

Y allí, en la ambulancia, el señor que nos llevó, nos contó que lleva 11 años asistiendo al Soplao, que se lleva la comida (por supuesto, nos la ofreció) para todo el día en la ambulancia para ni siquiera coger nada del avituallamiento. Él nos contó que existen 4 perfiles de personas que afrontan el Soplao: los pros que van a competir, los que están en buena forma y van a disfrutar, los descerebrados que entrenando un día a la semana se van a intentar un reto que no está a la altura de sus posibilidad y los ingenuos y casi suicidas que se apuntan sin saber qué están haciendo. Nos contó que son cientos de personas las que acaban con graves problemas por estar en medio de algo que nunca entendieron, que el, que monta en bici de vez en cuando, jamás se le ha ocurrido ni empezar la prueba. Debe saber algo este señor, para también contarnos, que existen 3 reconocimientos en el Soplao: Oro, Plata y Bronce. Pues la gente, aún así, intenta lo que no está escrito para intentar acabar. Os pongo el ejemplo, que estando en la ambulancia, tras más de 9 horas de comenzar el Soplao, les comunicaron que una señora y otro chaval se habían caído en el Monte AA, ¡que están en los primeros 40 kilómetros de la prueba! Impagable la labor de todos estos profesionales, que no dejan de velar por la salud de todos los apuntados.

Y es que este Soplao dio para mucho y dio para todos. Mil experiecias más que recordar. Un ciclista disfrazado (como las mascotas que salen en el intermedio de los partidos de la NBA) de cerveza, que iba con una musiquilla de coña animando a todo el mundo que ciclaba a su alrededor, la familia de las gominolas, un ciclista que me gritó a 15 metros, que se me había caído el Garmin… GRACIAS. Son tantas, que podría pasar escribiendo más de una hora más para reflejar lo que se vive alrededor de Cabezón de la Sal.

Y es que desde aquí, quiero felicitar a todos los Campurrianos que consiguieron acabar la carrera. Sois grandes. Esto es como ganar la Champion, ya podéis decir que tenéis esta experiencia en vuestro haber o que la habéis conseguido repetir y completar de nuevo. Para nadie ha sido fácil. Algunos tuvieron que montar la bici antes de la salida, otros tuvieron graves problemas en sus cubiertas obligando a meter más de 4 bombonas para sellar varios pinchazos, otros pasaron las de Cain con las pinzas de freno y todos pagaron el duro peaje del esfuerzo inhumano necesario para conquistar los 10.000 del Soplao. Tampoco me quiero olvidar de otros amigos, como Rubén Maillo, que supieron completar con éxito una vez más este semejante reto, felicidades. Me alegro por todos vosotros, de corazón.


Y como el corazón palpita y mucho tras este maravilloso fin de semana que pasamos con amigos, familia, en Cabezón de la Sal, en Comillas, en San Vicente de la Barquera, donde sea y con quien hayamos decidido compartir esta experiencia, tras todo este lujo, quiero dar las gracias en primer lugar a mi familia, por apoyarme en todo lo que hago, gane o aprenda, vaya más rápido o más tranquilo, sin vosotros y vuestro apoyo, nada habría sido posible. También agradeceros a todos los Campurrianos vuestro apoyo, tanto en las bien dadas, como en las malas, vuestro ánimo siempre nos acompaña. Dar las gracias a los que nos enseñasteis este paraíso y este año no habéis podido estar a nuestro lado. Y en general, a todos vosotros, que al fin y al cabo sois los compañeros con los que comparto este deporte y de los que aprendo. Sin vuestra compañía, sin vuestros consejos, nada de esto tampoco habría sido posible. Gracias.

Y con una gran experiencia a mis espaldas y con una muesca más en el revolver, me despido parafraseando al conductor de la ambulancia que me llevó y me explicó, que cada año, sean los pro que petan en el final de la prueba y se ven superados por otros participantes, sean los preparados que no van como querían y hacen pie, y sobre todo, los que no consiguen acabar y se retiran por lo que fuere, me dijo, no te preocupes, que hay muchos cientos que como tu, se han quedado en la base de la última gran batalla del día, a los pies del Negreo, el monte que en su haber, tiene muchas cuentas pendientes.









                                               Otros Campurrianos tiraron a la Morcuera


                                   Y nuestro Nacho se tiro para hacer la Titan de la mancha.

Como bien sabéis, son tantas las pruebas y marchas que se realizan en este país que tienes para escoger la que quieras y en este caso me resultó difícil por coincidir con El Soplao, pero aposté por lo inédito y desconocido para mi la    " Titan Villuercas".
Jesús del Nero,  uno de los mejores biker del país en un Twitter la había calificado como " Grande entre las grandes"
Si analizamos estas dos palabras, Titan= persona de excepcional fuerza.
Villuercas=Región situada entre los ríos Tajo y Guadiana, orografía montañosa (doy fe de ello) cuya altura máxima es el Pico Villuercas 1.600m. En la provincia de Cáceres, siendo Logrosan su capital.
Podía suponer que se necesitaría mucha fuerza para superar esa orografía.
Allí nos presentamos unos 1600 aspirantes a "Titanes", dispuestos a superar esos 115 km y casi 3.200m de D+, partimos juntos como un gran Ejército y volvimos como pudimos cada uno con su desgaste y con su mochila cargada de anécdotas, recuerdos, heridas y aventuras. En realidad estas marchas se resumen en aventuras!!
Como es nueva para mi la afronto con mucha precaución y dosificando esfuerzos para evitar sorpresas aun que es evidente que en estas marchas te exprimes un poco más de lo q debieras.
Por hablaros de algunos tramos que recuerdo después del ascenso a Los Lunares, primera bajada técnica por trialera a Berzocana, otra subida  a la localidad de Navezuelas, continúa subiendo hacia Onceno por un tramo duro duro y complicado, no queda más remedio que utilizar la técnica del empujabike durante un buen tramo😢😢, se enlazan continuas subidas y bajadas que exigen las primeras fuerza y las otras concentración y decisión, tienen tramos muy divertidos y otros que entrañan más que peligro, la buena señalización de los tramos hace q vayas tomando precauciones, como divertidas recuerdo la que baja a Guadalupe y el descenso al desfiladero del Ruecas, complicadas el melonar de los frailes y la del paso canadiense, donde doy con mis huesos contra el suelo, me levanto y sigo avanzando " quiero ser titan" y mi destino es Logrosan...no entramos en Guadalupe( preciosa localidad cacereña y patrimonio de la humanidad) y bordeando un pantano llegamos a Cañamero otro pueblo de esta  zona y último por el que pasa la ruta, todavía afrontamos en esta localidad una rampa corta pero intensísima (rampon) lo mas difícil ha concluido restan toboganes rompepiernas para conseguir el ansiado título de "TITAN"
Llegas a meta después de rodar por la Via verde y salir al asfalto para afrontar  un ultimo km lleno de emoción por todo lo acontecido dando gracias de haber podido culminar otra jornada épica de puro MTB!!!
Como reflexión ahí os dejo una frase para cualquier circunstancia y la que a mi me empujó a esta aventura
" Si emociona pensarlo, imagínate hacerlo"
Paulo Coelho.