lunes, 23 de noviembre de 2015

Asalto a la montaña Madrileña: Torrelaguna y La Imperial (Zona El Escorial) 22-11-15



Hoy el ejercito Campurriano se ha dividido en dos para conquistar la montaña Madrileña.

Por un lado, un par de valientes del comando Pirenaico se han embarcado en la ruta de Torrelaguna. Ni más ni menos que 50 km y 1.136 de acumulado a buen ritmo (menos de tres horas). Esta ruta comienza a ser una de las favoritas del equipo, ya que no se perdona ningún año en época de lluvias, momento en el que solemos huir del terreno arcilloso del Corredor del Henares.

Por el otro, el comando Techno Music se marcó como reto realizar la ruta imperial larga en esta época de frío. De nada sirvió el intento, ya que de todos es sabido que esta ruta está hechizada, ya que todos los años surge algún percance que suele torcer su ejecución. En esta ocasión, 5 riders se pusieron en marcha, sin miedo, con ganas de fiesta, a intentar conquistar la zona de El Escorial. Mención especial para Nacho, un nuevo amigo que probablemente veremos vestido de Campurriano a no mucho tardar.
Los datos y las fotos hablan por si solas: -2 grados, nieve para exportar, frío del bueno, diversión garantizada; una auténtica pasada de ruta, la cual no pudimos finalizar, porque entre tanta nieve que caía, nubes cerradas, etc, los Garmin se volvieron locos, los móviles no funcionaban, lo cual nos hizo improvisar por la zona para llegar a los 63 KM, 1.750 metros acumulados, pendientes del 21 % sobre nieve, 1.800 metros de altitud, todo ello en 4,37 horas rodando. El año que viene volveremos a intentarlo. :)





























jueves, 5 de noviembre de 2015

Ruta MTB en Navalafuente, Canencia y La Braña 1-11-15



En busca del "Flow (flujo)".

Allá vamos Campurrianos, con esta frase llena de intención, comenzamos a relatar el increíble Domingo pasado en Navalafuente, Canencia y La Braña.

Y es que el Domingo empezó con detalles, véase las protecciones fotografiadas del que escribe y enviadas por WhatsApp en forma de grito de guerra, o la preparación en el parking de varias horquillas, o la ropa de descenso que hoy nuestro querido carretero Jesús, llevaba en forma de zorro en su pecho, o la llegada inesperada de Andrés con su máquina de Enduro preparada para la fiesta.

Fiesta que tardó mucho en aparecer, ya que los primeros kilómetros, a bote pronto, nos empujaron hacia un ascenso por carretera infinito, exigente, duro en general, que marcaría las primeras divisiones en el grupo, que nos llevaron a las primeras pulsaciones extremas, allí donde varios carreteros Alcalainos, fémina incluida, nos saludaban a golpe de pedalada.

Pedaladas que sin darnos cuenta nos llevaron a los 650 metros de desnivel acumulado en unos pocos kilómetros, muestra de la dureza de las rampas, muestra del duro envite, al que entre niebla nos situaba, por fin, entre terreno de montaña.

Y es que la montaña nos engulló, entre niebla y senderos y pistas abiertas, entre excursionistas recogiendo setas, entre temperaturas que comenzaban a doblar el pulso de nuestra resistencia.

Resistencia que pronto pusimos a prueba, llegando hasta cotas que no imaginábamos podríamos llegar en esta ruta de Enduro. Hubo uno que dijo "pero si en las fotos del Wikiloc salen dos gordos...", muestra inequívoca que las rampas duras del 21% que llegarían, sorprendieron a propios y a extraños en un inacabable ascenso, que nos hizo pseudo coronar, el pico más alto del puerto, en unas condiciones de frío y humedad elevada.

Y qué tendrá esto del ciclismo, que cuando más difíciles están las cosas, cuando más complicado esta el tema, mejor se lo pasa uno. Sin duda, esto es un tema emocional, humano, natural, porque las circunstancias más difíciles, a menudo precipitan el mayor crecimiento personal.

Y como de personas va esto, unidos, todos juntos, nos propiciamos a subir el último envite de la montaña. Y qué necios fuimos, que pensábamos que todo estaba hecho... Solo unos pocos pudimos subir el 20 % restante, entre piedras resbaladizas, entre niebla densa, que no dejaba ver a más de un metro a los compañeros que quedaban por coronar los 1.767 metros del puerto de Canencia.

Y henos allí, conjurándonos para asumir el duro reto de bajar entre piedras enormes, no aptas para bicis normales, sin visibilidad, con solo la visión necesaria para esquivar los agujeros, rocas, raíces, y un sin fin de pruebas más, que solo unos pocos intrépidos riders pudieron superar sin hacer pié a tierra.

Y que belleza de parajes visitamos en cada bajada, paraísos vivos, que nos harían gozar de fotos inolvidables, de recuerdos llenos de belleza natural, allí donde solo importa la conexión entre hombre, máquina y naturaleza.

Y es que la ruta tenía un extra de encanto, de lindeza, ya que a todos nos estimuló el contraste, el cierto sentido de la contradicción, entre tanta dura subida para después llegar a bajadas de Hard All Mountain, que a golpe de ramazos en la cara y senderos extremos, nos impulsarían a las últimas partes del recorrido de bajada.

Bajadas que pusieron a prueba a todos, que a más de 5 llevaron al suelo a golpe de invertidos, alguno calló ladera abajo, otros cayeron de lado. Hubo más de 7-8 aterrizajes, que no impidieron contrastar, que hoy el equipo había venido a dar lo mejor de cada montura, para disfrutar como se debe, de las bajadas de una ruta catalogada como Enduro en Wikiloc.

Y así, como niños pequeños, sin sentido del tiempo, con la rabia de que la diversión estaba casi acabada, incluso tuvimos el último impulso de volver a subir una vez más, una rampa que no estaba en la ruta, para disfrutar de otra merecida bajada, en la busca del Flow que todos sentimos y que todos nos negábamos a abandonar.

Y como de abandonos no sabemos en este equipo, pronto nos reunimos en un bar de Navalafuente para recordar, que somos amigos y Campurrianos y que hoy supimos encontrar un flujo muy muy especial.