YO TAMBIÉN SOY UN HOMBRE DE LA IGLESIA:
23 de Marzo del 2.014, un día normal y corriente para cualquier persona de a pie, pero es Domingo, día inconfundible por tradición para un hombre de la Iglesia.
Y es que los Domingos los fieles se reúnen, disfrutan de la tradición, del espíritu, del amor hacia algo que les une. Y todo esto que nuestro querido compañero Campurriano "el señor Alfredo" nos presentó en el "Desafio Alcarria", no lo comprendíamos, no sabíamos de lo que hablaba, sólo escuchábamos una y otra vez cuando nos reíamos "un poco de respeto, que yo soy hombre de Iglesia".
Y claro está, que de vez en cuando es muy sano escuchar al que tiene más kilómetros, al que hizo antes que tu la curva, al que antes que tu beso el suelo en señal de amar la tierra o estar pegado a ella. Nada de esto lo entendíamos, nada de esto predicábamos.
Y un buen día en tierras de la Alcarria, en Gárgoles de Arriba todo cambió, por fin El Tiri se bautizó, escuchó a algo más que su espíritu competitivo, a su instinto asesino, a su modo de competición, escuchó a la voz de la experiencia cual discurso divino y afrontó la carrera del circuito con calma, inteligencia con estrategia, "como todo un hombre de la iglesia".
Y el resultado allí se vio, el triunfo sobre hordas de herejes que venden su alma al diablo en los primeros kilómetros, desafiando a las creencias, no escuchando aquello que está escrito en las tablas más antiguas: hay que guardar suspiros para el final del camino.
Y así pasó, cual monaguillo con una misión sagrada, no hacer caso a la voz del diablo que dice "tira Iván, tira Iván" y así pasó, consagrado a la rueda de su guía Campurriano Alfredo, pudo decir al unísono y en comunión, yo también soy un hombre de la Iglesia!
Alfredo + Iván: 2 horas 33 minutos y 50 segundos de penitencia por Gárgoles de Arriba! Ave María purísima, sin pecado concebida.
Una mención especial para el "Ángel Luis", el cual al galope de su Épica, cual Archangel Gabriel a lomos de su Haizum, realizó un tiempazo divino, digno de alabar. El cielo se abre ante ti.
Y un par de aves María para el que escribe, al cual una muela, dos ibuprofenos y un nolotil no lo pudieron apartar de llegar a la meta celestial.
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