02 de Mayo de 2.014, un día cualquiera donde recordar algo
tan sencillo e importante como es la comunión en la que vive el hombre,
una especie más en la naturaleza, con nuestra amada madre tierra.
Y es que el título de estas letras va dedicado a aquel
programa que uno de nuestros héroes nacionales, Félix Rodriguez de la
Fuente, nos dejó desde 1.974, como legado, huella y patrimonio
imborrable, al describirnos la perfecta armonía en la que hombre y
naturaleza (extraña dicotomía para describir aquello que es indivisible)
perviven al son del ritmo de nuestra estrella solar.
Sol que nos encargamos de buscar bien pronto en la mañana,
dejando de lado actitudes perezosas, sumando fuerzas, alimentando el
misterio de la aventura. Y es que nos quedaba todo el día para conocer
los tesoros que escondería el Parque Natural Barranco del Río Dulce,
provincia de Guadalajara.
Y es que por algo será que este lugar era uno de los
reconocidos lugares preferidos de Félix Rodriguez de la Fuente, pues
fueron el escenario idóneo para un buen número de sus documentales
televisivos, especialmente los dedicados a las águilas y los zorros de
la zona. Rapaces que no tardamos ni 5 minutos en aparecer, rodeándonos
amenazantes, soberanas, espectaculares. Motivo que por primera vez en la
jornada, nos obligó a detener nuestras pedaladas para admirar la
muestra de belleza que allí se nos presentaba.
Y otra rapaz, esta vez uno de los nuestros, no tardó ni 5
minutos más en desvelar la trayectoria de uno de los dos corzos que
vimos y que corriendo nos saludaría, a la espera de otros tantos
animales que aún nos quedaban por descubrir en nuestra maravillosa
jornada.
Y en cuanto al recorrido, el territorio del Parque Natural
comprende los términos municipales de Algora, Mandayona (Aragosa),
Mirabueno, Saúca (Jodra del Pinar), Sigüenza (La Cabrera y Pelegrina) y
Torremocha del Campo. Lugares donde sus gentes están tan acostumbradas a
ver a fascinados como nosotros, alucinados con la hoz labrada del
parque, que por lo que he leído es perteneciente al período jurásico,
que para el que no lo recuerde, es una etapa que comenzó hace 199
millones de años. Y aún sigue allí...
Y allí si que estaban los Campurrianos! 200 millones de
años después dejando su huella a golpe de pedalada, hundiendo las
monturas en el terreno compacto, devorando los 62 kilómetros de historia
ancestral, sin inmutarse de los 1.000 metros de acumulado que nos
ofrecía la ruta Alcarreña. Claro, no había tregua, era imposible darse
cuenta, no podíamos dejar de admirar tan magnífico paisaje, tan magna
muestra de los numerosos escarpes de variada morfología, incluyendo
abrigos y variadas formas pétreas que daban lugar a cascadas, a lugares
inolvidables...
Y no penséis que estábamos allí solos, que fuimos los
únicos en disfrutar de la mañana. Numerosos senderistas, verdaderos
sabios de la zona, nos recordaron que las dos ruedas tienen sólo parte
del protagonismo en el Barranco del Río Dulce. Fueron personas amables,
que no dudaron en compartir sus experiencias cuando nos decidimos a no
hacer caso a la tecnología, desoyendo el camino marcado, escuchando la
voz del aventurero, descubriendo por nuestra propia orientación, por
donde creíamos estaba nuestro camino de vuelta a "casa".
Y es que hoy no hubo nada que lamentar, ni caídas, ni
calambres, ni roturas, todo lo contrario, hubo tiempo de festejar, de
hacer el Ninja, de celebrar que estamos vivos, que somos amigos,
felices y Campurrianos, que tenemos 4 familias estupendas, que no
dudaron en firmarnos el salvoconducto a golpe de teléfono, para así
podernos tomar nuestro merecido descanso, nuestra popular forma de
conmemorar la hazaña conquistada, nuestro almuerzo en Mandayona! donde
el vino, la cerveza y los profiteroles no faltaron para recordar, que
somos unos privilegiados, ya que hoy nos pudimos enamorar de lo que
Félix Rodríguez de la Fuente sentía al rodar "El hombre y la Tierra".
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